miércoles, 21 de julio de 2010

Estuvimos en el X congreso de Ribie-Col

Durante los dias 14, 15 y 16 de julio estuvimos en Popayan , haciendo parte activa del X congreso de RIBIE-COL, con la ponencia sobre Introducción de Nuevas Tecnologías al aula de básica Primaria. Aquí les dejamos un registro fotográfico de este evento.


sábado, 10 de julio de 2010

Congreso de Informática Educativa en Popayán, Cauca.

urante los dias 14, 15 y 16 de Julio estaremos presentando nuestra plataforma virtual en Moodle, en el congreso de Informática Educativa RIBIECOL, en la ciudad de Popayán. Allí estaremos en la modalidad de experiencias docentes, nuestra experiencia tiene por nombre INTRODUCCIÓN DE NUEVAS TECNOLOGÍAS AL AULA DE BÁSICA PRIMARIA.
La dirección de nuestra plataforma virtual es http://goretti4.ninehub.com o también http://gorettivirtual.moodlehub.com.

martes, 6 de julio de 2010

Por los caminos de Colombia, Cundinamarca y Boyacá. I Parte.


En estas vacaciones de mitad de año, decidimos visitar Cundinamarca y Boyacá, es así como en un primer envión llegamos a Bogotá e inmediatamente nos desplazamos al embalse de Tominé, en el municipio de Guatavita. El nuevo pueblo tiene una arquitectura antigua pero hecha en la modernidad, con grandes plazoletas, ventas de mercado y restaurantes para atender a los cientos de turistas que allí llegan cada año. Para llegar allí se toma la via a la Calera y luego se desemboca a Guatavita. Podemos disfrutar en este lugar de sabrosos platos como el conejo sudado ($22.000 / plato), el cabrito ($20.000/plato) o un sabroso ajiaco ($17.000/plato). Debe haber platos más económicos, pero estos fueron los precios que conseguimos en un restaurante que atiende al aire libre y con cantante incorporado, para las fechas especiales.



Al día siguiente viajamos a Zipaquirá, un lugar encantador, donde se encuentra la única catedral hecha en una caverna de extracción de sal. El pasaje de Bogotá a Zipaquirá tiene un costo de $3.500 y es un trayecto que se hace en aproximadamente media hora. La entrada a la mina es de $27.000, incluyendo $5.000 que es el costo de  la ruta del minero, una breve expedición para conocer más de cerca el sistema antiguo de extracción de la sal. La catedral de sal es espectacular, los reflectores dan visos muy hermosos al contacto de la luz con los minerales de la roca de sal, las galerías de extracción son enormes, de unos 150 metros de fondo por 18 metros de alto, incluso hay una galería destinada a vender souvenirs para los visitantes y hasta hay un cine donde presentan una película en 3D acerca de cómo se formó esta mina de sal. Este es un lugar que no podemos dejar de conocer alguna vez en la vida. Al salir de la mina nos enfrentamos a un suculento almuerzo de cuchuco de trigo por un módico valor de $5.500, con bandeja de arroz, carne y ensalada.

Mina de Sal de Nemocón.

Terminada esta correría enfilamos baterías hacia Nemocón, otro poblado de Cundinamarca, donde existe otra mina de sal. Al principio creimos que no valía la pena conocer otra mina del mismo tipo de la que ya habíamos visto, pero no, esta es de una belleza especial, sobre todo por las formaciones de estalactitas y estalagmitas en sal pura. Allí compramos el boleto para conocer la mina por un valor de $ 15.000, incluyendo visita al museo arqueológico que tienen organizado en unos cuartos de una vieja casona. Conocer esta mina valió la pena, su belleza es increíble y los espejos de agua son alucinantes. El pasaje Zipaquirá-Nemocón tiene un costo de $ 4.000.
Nos regresamos a Zipaquirá, no sin antes ver el partido de fútbol del mundial en pantalla gigante, en el teatro del pueblo.

De allí partimos para  Tocancipá, la idea era quedarnos a dormir en este pueblo, pero la verdad es que no pudimos conseguir hotel y nos tocó devolvernos hasta Briceño, un parador de mulas donde conseguimos un cuarto para pasar la noche por $30.000.
Plaza principal de Tunja.
Al otro día tomamos transporte para Tunja (Boyacá), el costo es de $17.000, estuvimos poco tiempo en Tunja, conocimos su plaza principal y luego fuimos al terminal a coger transporte para Villa de Leyva, el pasaje vale $5.500 y es un trayecto de aproximadamente hora y media, con un paisaje desértico, pero muy frío.
 Plazoleta en Villa de Leyva.

Villa de Leyva es un lugar maravilloso, idílico, sus callecitas son estrechas y de piedra. Tiene el pueblo una enorme plazoleta construida totalmente en piedra y al centro una pileta de agua. El cuarto de hotel me pareció algo caro, pues nos tocó despojarnos de $100.000 para poder pasar la noche alli. Después de almorzar platos típicos de la región en un pequeño restaurante cerca al hotel, decidimos recorrer las calles del pueblo y visitar el museo de historia antigua, ubicado en una vieja casona cerca a la plaza principal. Visitamos la plaza de mercado, pero estaba completamente vacía, ya que el dia de mercado allí es el jueves y nosotros estabamos en el martes.


Bueno hasta acá vamos, próximos pueblos en la siguiente entrega.